miércoles, 27 de junio de 2012

El Mundo Perdido


A las 4 de la mañana, el indio guía toco a mi puerta - Es la hora-
 La emoción me había despertado una hora antes, yo vestía mi atuendo de excursionista  y la alegría de estar próxima a cumplir un sueño.  Antes de salir de la habitación exhorte a la fisiología de mi cuerpo – ¡No me falles! – Ese era  el único entrenamiento que llevaba, el psicológico, para hacer el recorrido desde el Campamento Canaima hasta El Salto  Ángel, el más alto del mundo.
 Habíamos llegado el día anterior en un vuelo chárter proveniente de Caracas, nos alojamos en el campamento Venetur frente a la Laguna de Canaima, situada en el Parque Nacional Canaima del estado Bolívar venezolano, unas  30000 hectáreas de las más antiguas de la tierra patrimonio Natural de la Humanidad.

Mumba , nuestro guía Pemón Kamaracoto, le advirtió a mi edad y a mi cuerpo citadino
 -el recorrido es difícil, no le voy a mentir-
 Saque mi valor y le conteste- lo intentare- Así inicie el maravilloso viaje de aproximadamente 6 horas, unos tramos en curiara y otros a pie por senderos entre sabanas y selva. En mi morral las historias del norteamericano Jimie Ángel  y su espectacular aventura sobre el Auyantepuy, Tepuy de donde nace el salto, en su honor lleva su nombre.
Iniciamos el recorrido, la curiara,  esa embarcación de las tribus locales fabricada de un solo tronco ahuecado  se deslizaba suave por las oscuras aguas del rio karrao, el color pardo rojizo se origina por la alta concentración  de ácidos orgánicos y taninos.
Al poco tiempo desembarcamos, para evitar los rápidos de Mayupa, caminamos por un sendero arenoso de las sabanas, redoble mi paso para alcanzar al guía, quería saber cual había sido la reacción de sus antepasados cuando apareció en aquel cielo la primera avioneta ,o un Jimmie Ángel posándose sobre su Tepuy por allá por el 1937, lo que me conto me quito el aliento, tratando de caminar a su ritmo; creyeron que lo que volaba era una gran águila Harpía su plumífero más grande  pero lo más sorprendente fue ver que un hombre salía de su interior.

 La embarcación nos esperaba,continuamos remontando el rio, luego seguiríamos el viaje por el rio Churum con rápidos incluidos.Unas piedras enormes como animales prehistóricos sobresalen de las aguas, Mumba nos anuncia que es La Garganta del Diablo.


Sumergidos en aquel mundo acuático,  bajo la indicación de nuestro indio guía, como niños comenzamos a cantar una canción infantil, de tramo en tramo lo aupábamos con una especie de grito de guerra que nos salía de nuestras gargantas  Mumba, Mumba, Mumba el nos correspondia poniendose de pie y extendiendo sus brazos.
La admirable vista del  Salto Ángel  nos animaba en algunos tramos del rio.

Al momento del desembarco mi regresión era total baje dela curiara a horcajadas en la espalda de Mumba riendo como una niña, habíamos llegado a Isla Ratón e iniciaríamos el ascenso  de aproximadamente una hora que nos llevaría al mirador del Salto. El cielo estaba despejado ideal para contemplarlo en toda su belleza.
Un estrecho sendero entretejido de rocas y raíces nos muestra una dificultad progresiva y en ascenso, me abrazo a raíces, ramas, me trepo por las rocas, me aferro a las manos extendidas de los Pemones que de arriba abajo recorren la ruta y que nos animan con “falta poco”, en mi mente la visión de una de las maravillas de la tierra.

 finalmente allí estaba me sostuve sobre la pendiente roca para saludarlo y el me devolvió el saludo con una refrescante brisa.

El jubilo se encarga del retorno, abajo en el campamento  ya la mesa esta servida todos comemos alegres y victoriosos,¡hemos encontrado El Mundo Perdido!